Orden instituída el 10 de agosto de 1218, día de San Lorenzo. El Rey Jaime, con su corte, el consistorio, los magistrados de la ciudad y otras personas notables, se reunieron en la catedral, en su púlpito, San Raimundo de Peñafort explicó la revelación que en una misma noche habían tenido el Rey, San Pedro Nolasco y él mismo. Concluído el ofertorio, el monarca vistió la toga blanca, y Bereguer de Palou, obispo de Barcelona, le colocó un escapulario; acto seguido, el rey dio el hábito a Nolasco y a algunos otros caballeos, entre ellos, muchos que habían servido en las guerras pasadas y que pertenecían a la congregación de la Misericordia, para que la Orden que acababa de instituirse fuese militar. San Pedro Nolasco fue descendiente de una de las primeras familias del Languedoc y preceptor de Jaime el Conquistador. Después de ayudar a los cautivos, crea una congregación para el rescate de estos prisioneros, bajo el nombre de PROTECCIÓN Y AMPARO DE LA MADRE DEL SALVADOR.
Muchos fueron los beneficios que la Orden de la Merced, reportó a España, muchos cautivos fueron liberados por su mediación, quedando prisioneros, en su lugar sus libertadores.
Los primeras caballeros de la orden usaban el traje militar blanco, que era un túnica de lana, jubón de los mismo, y otra túnica a modo de sayo con mangas redondas y estrechas, sujetada ésta y su gonela por medio de un talarbo, del que pendía la espada.
El Papa Gregorio IX aprobó esta orden en 1.230, bajo la Regla de San Agustín.
Muchos fueron los beneficios que la Orden de la Merced, reportó a España, muchos cautivos fueron liberados por su mediación, quedando prisioneros, en su lugar sus libertadores.
Los primeras caballeros de la orden usaban el traje militar blanco, que era un túnica de lana, jubón de los mismo, y otra túnica a modo de sayo con mangas redondas y estrechas, sujetada ésta y su gonela por medio de un talarbo, del que pendía la espada.
El Papa Gregorio IX aprobó esta orden en 1.230, bajo la Regla de San Agustín.