Sunday, April 09, 2006

ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA.-España


Orden instituida por el rey Don Fernando VII el 24 de marzo de 1815 bajo la protección de Santa Isabel, reina de Portugal, para premiar los ritos contraídos y servicios prestados en defensa de las posesiones de Ultramar.

El jefe soberano de la orden es el rey. En el momento de su fundación sus miembros se dividieron en tres clases: grandes-cruces, comendadores y caballeros; su número es ilimitado.

Los grandes-cruces tienen el tratamiento de Excelencia, en virtud de la Real Orden del 24 de marzo de 1815.

Según el artículo 16 del Real Decreto del 26 de julio de 1847, la orden americana de Isabel la Católica debe tener el mismo número y denominación de categorías que la de Carlos III y seguir las mismas reglas que ésta; no pueden pasar de doscientos los comendadores, ni de ochenta los grandes-cruces.

En el artículo 21 de este mismo real decreto, se señalan los derechos de títulos de esta orden.

24.1) Divisa.

La insignia de los primeros es una banda de seda ancha, que se lleva terciada del hombro derecho al costado izquierdo; es blanca en el centro, y de color dorado en los costados; está ribeteada de un filete blanco; une la banda un lazo de cinta más estrecha con los mismos colores, y de ella pende la cruz de la orden. Ésta es de oro, con cuatro brazos centellantes en sus extremos; esmaltada enojo y flanqueada de rayos de oro. En el centro hay un escudete con las columnas de Hércules, dos mundos cintados de oro y una corona real. Rodea el escudete una bordura blanca, y en ella, una leyenda en letras de oro: A la lealtad acrisolada.

El reverso tiene la leyenda: Por Isabel la católica, Fernando VII; encima de la cifra de éste, en el centro del escudete sobre esmalte azul, hay una corona real. La cruz está surmontada de una corona olímpica de oro formada con ramas de olivo.

La placa, que sólo usan los grandes-cruces, es de oro de igual forma y esmalte que la cruz, con la diferencia de que en la parte superior de la bordura del escudete está colocada la leyenda del anverso, y en la inferior la del reverso; en el centro sobre esmalte azul, figura la cifra y la corona.

Los comendadores llevan la misma cruz que los de la categoría anterior, con una cinta más estrecha, rodeada por el cuello y pendiente sobre el pecho.

Los caballeros de la orden la ponen en el primer ojal de la casaca.

Los cardenales, arzobispos y obispos que pertenecen a la orden y categoría de grandes-cruces la llevan en sotuer sobre el pecho, con la cinta ancha ya explicada; la placa va colocada en la parte izquierda de la capa o manteo.

Los eclesiásticos que son comendadores la usan como los demás de esta clase, y los caballeros sacerdotes la llevan también en sotuer, pero pendiente de un cordón negro.

El traje de los grandes-cruces para las funciones solemnes consiste en: una túnica de tercianela blanca con un bordado de hilo de oro, manto de la propia tela, también de color dorado, muceta blanca, dos fajas del mismo color bordadas en oro, zapato blanco con lazo dorado, sombrero a la antigua española con plumas blancas y doradas, y un collar sobre la muceta.

El collar de la orden está compuesto de eslabones interpolados; unos forman un arco y una aljaba de oro cruzados, otros, un cuadrilongo también de oro con dos flechas puestas en cruz; unos y otros están unidos por medio de un óvalo de oro esmaltado de azur; el primer óvalo tiene en el centro la cifra F. VII, de oro; el segundo, dos mundos surmontados de la corona real, también de oro. Pendiente del extremo del collar, cae sobre el pecho la cruz.

En los días de gran gala puede usarse la venera adornada de pedrería, pero no es permitido hacer alteración ninguna en la forma ni en el tamaño de la cruz.

El secretario de la asamblea suprema de la orden usa la cruz pendiente del cuello, una banda como los grandes-cruces y la placa, aunque de menores dimensiones.